EL RESURGIR DE LA JUVENTUD EN LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL.

Cada día renacemos con la intensión de poder transformar el sol naciente que resplandece, pero las circunstancias siempre atentan contra la esperanza y el optimismo, denotando la valentía que les embarga a la juventud, etapa de mayor efervescencia social y política para generar transformaciones en los parámetros sociales establecidos.

“Romper el determinismo político que profesa la conducción del Estado dominicano como un patrimonio personal de un comité y un individuo”. Alejandro A. Paniagua 

 

Nuestra forma de vivir, o el sistema que organiza la vida en sociedad se caracteriza por conllevar en su génesis los principales males, es una cuestión de Derechos Humanos en todas sus facetas, la trascendencia que conlleva reconocer al “otro” en su plena capacidad de ser, elegir o disponer de su personalidad y sus cualidades le cuesta mucho a seres maléficos que deambulan en la tiniebla de sus penurias, sin mezquindad de lineamientos políticos impositivos, conservadores y denigrantes, que solo tienen el fin de generar división a lo interno de la sociedad misma, para ocultar los grandes males que deberían estar motivando la revolución cultural y mental necesaria para romper esquemas costumbristas.

Pero la apatía social instaurada en nuestra forma de pensar, se desvincula de todo agitar político o comunitario, se ha instituido la visión de que el Estado es superior a los ciudadanos y sus problemas: no escucha; no responde; no siente; no padece. Pero creer esa idea nefasta ha conllevado grandes sacrificios, persecuciones, secuestros y asesinatos, pero hemos resurgido de las cenizas para defender nuestra democracia y la justicia social que estamos llamados a recibir, nuestra esencia afro de seres revoltosos e inadaptados nos impide dejar de pensar en movilizaciones, debates, reflexiones y criticas justas ante lo despavorido del día a día, porque adaptarnos a una sociedad denigrante, excluyente, xenófoba, negadora de derechos.

Es mejor ser inadaptado social, comprender e intentar a sumir como buena y válida la sociedad en la cual coexistimos delimitada entre el fraude, el robo del erario público, las mafias judiciales que niegan el debido proceso a los dominicanos de clase baja o pobres, sin ninguna intensión de faltarle el respeto a los pobres. Personas dignas más que muchos banqueros y políticos dominicanos a pesar de su realidad impuesta por las clases políticas dominantes que ven como una amenaza el desarrollo de la población para la consumación de sus objetivos económicos y personales, han sido marginados y excluidos, para generar políticas de asistencialismo clientelar que solo buscan mantenerles en la pobreza.

Los momentos demandan generar inclusión política y participativa a favor de nuestras familias, nuestros hermanos e hijos, es nuestro futuro el que está siendo vendido, concesionado, contratado y exportado.

“Somos nosotros los llamados a levantar nuestras ideas, respetarlas en la diversidad y defenderlas en su dimensión”.Alejandro A. Paniagua

El llamado resuena desde las entrañas mismas de nuestro país, desde los guetos sociales, los desempleados, los envejecientes, los jóvenes y sobre todo los niños, bajo la realidad antes mencionada solo se les puede proveer de esperanzas al hurto o la venta de droga en sus barrios.

Podemos converger en la diversidad, podemos articular una realidad distinta, podemos cambiar la modernidad-progresista por la realidad de nuestro pueblo y su gente, podemos estructurar nuevas ideas acorde a nuestra realidad social, política y económica, podemos tener un modelo económico que propulse el desarrollo y no el acaparamiento de riquezas, podemos alzar nuestras voces, podemos romper las ataduras mediáticas de la comunicación que responden al régimen instaurado, podemos soñar, podemos ser en un país que niega nuestra condición de ser.

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